De la Sostenibilidad y el Paradigma de Cuidados

Por Diego Granados Rojas, socio y director de operaciones en ISD, con la colaboración de Valeria Vidal Aguirre.

Recientemente escuché al filósofo Bernardo Toro en una entrevista guiada por Gabriela Warkentin para su podcast “Al habla”. En esta entrevista Toro expone coherentemente los riesgos y las oportunidades para la democracia en los tiempos tan agitados que vivimos. Durante la escucha, solo podía relacionar cada concepto, cada frase, con la realidad empresarial en la que estoy inmerso cotidianamente. Así como se cuestiona el futuro de la democracia también es válido poner en duda el futuro de los negocios. ¿Cómo se están reconfigurando las empresas y sus modelos de negocio en medio de la incertidumbre actual? ¿Las empresas están repensando su propósito en aras de la sostenibilidad?

Para responder a estas preguntas me apoyaré en un concepto que rescaté de la conversación citada: el “paradigma de cuidados”. Este concepto, a grandes rasgos, se refiere a “aprender a cuidar de mí mismo, de mis cercanos y de los lejanos”. Desde la perspectiva de la sostenibilidad el paradigma de cuidados puede verse como “cuidar de los bienes del planeta para hacer posible la vida”. Cuando hablamos de sostenibilidad en los negocios hablamos de que éste perdure en el tiempo, es apostar por la continuidad del negocio adaptándose al cambio y siendo resilientes ante los desafíos del entorno.

Desde ISD, firma en la que colaboro, siempre concluimos que “se puede hacer dinero, generar riqueza, pero NO A COSTA DE LO QUE SEA”. Esta frase, acuñada por Ana Paula Fernández del Castillo, de cierto modo propone adoptar el hacer negocios desde la perspectiva del paradigma de cuidados. Hoy en día las empresas, ya sean grandes, MiPymes, públicas o privadas, deberían dejar de apostar por modelos de antaño en donde el éxito se define por la obtención de ganancias y la acumulación de capital. Esta voracidad simplemente no es sostenible para los tiempos actuales y futuros.

Las empresas tienen que comprender el rol que tienen dentro del ecosistema y ser parte activa en promover un desarrollo que garantice el equilibrio entre el crecimiento económico, la preservación del medio ambiente y el bienestar social. Quienes entienden y forman parte de la tendencia de sostenibilidad empresarial (o ESG, como se le ha conocido en los últimos años) están trabajando en alinear algunas de sus prácticas para generar impactos positivos. Sin embargo, estas inversiones siguen estando supeditadas, en su mayoría, al valor de marca o al ahorro en costos, en lugar de una visión integral que realmente procure el paradigma de cuidados.

Producir para vender y crecer infinitamente, no es negocio. Tal vez lo sea para los dueños, para sus accionistas, pero no para la sociedad, no para el colectivo. Es necesario empezar a pensar en el paradigma de cuidados si queremos progresar como humanidad. Es necesario reflexionar al respecto para trabajar en esquemas y modelos que nos ayuden a preservar el negocio sin incrementar las desigualdades sociales y el deterioro ambiental. De lo contrario, estaríamos apostando por un escenario como el que planteó Hardin (1968) en la tragedia de los comunes, donde “los recursos naturales de uso colectivo, inevitablemente, derivan en una sobreexplotación y, a largo plazo, en su destrucción o agotamiento”.